Hora del recreo. Los
chicos salen a jugar la cascarita. Se
arman las retas y al momento de escoger los integrantes de los equipos, los
primeros en ser seleccionados son los “mejores” según la idiosincrasia de la población futbolera
mexicana. Son aquellos chicos que tienen técnica, regate, que “burlan” a todos, que tienen
descaro, que driblan por doquier, que tienen talento; y mientras muestran todas estas habilidades en
“las retas”, los demás los aplauden.
Por alguna enigmática razón la mayoría de estos “wonderkids”
callejeros, no disparan al arco. Estos chicos “prodigio” futbolísticamente hablando,
abusan de la conducción y del regate innecesario e inefectivo que a su vez es
consecuencia del júbilo que estalla en los demás niños al ver dichas
habilidades.
Hace poco mi amigo Markos con K y un servidor discutíamos sobre
si el delantero mexicano sabrá cuál es el objetivo del futbol. El objetivo del
futbol es meter goles, no así el ver cuantos regates tiene un jugador en un
partido.
Todo este debate surgió porque nos dimos cuenta que en
México abundan este tipo de futbolistas. Apuesto a que cada uno de los que están
leyendo este post conocieron a un chico que tenía las cualidades que describí
al inicio de este artículo.
Nos dimos cuenta que desde que tenemos uso de razón en el
futbol mexicano, ha habido muchas jóvenes promesas que tienen estas características
que mencionamos: velocidad, regate, dribling pero les falta lo más importante,
les falta crear oportunidades de gol y les falta meter gol.
Por ejemplo los siguientes nombres les resultaran
familiares: Alberto “Venado” Medina, Nestor Calderon, Javier Aquino, Pablo
Barrera, Juan Carlos “More” Mosqueda, Juan Carlos “Torito” Silva.
La nueva generación: Irving Lozano, Jurgen Damm, Jose “El avión” Ramirez, Luis Angel “Quiq”
Mendoza etc etc.
Y así como todos ellos hay muchos futbolistas mexicanos con esas
mismas características: velocidad, técnica, dribling y regate. Pero como
mencioné, todos ellos tienen en común que no patean al arco, no saben tomar la decisión
si disparar, si centrar, o elegir la mejor jugada para acercarse al objetivo
del futbol: el gol.
Al futbolista ofensivo mexicano se le tiene que enseñar: ser
efectivo, provocar jugadas ofensivas, meter goles,
tomar buenas decisiones, crearse
espacios para rematar, desmarque, definición. Para que las grandiosas
habilidades que ya poseen, den frutos y no solo se queden en una emoción para
la tribuna.
Caso especial
El famoso Jesus “Tecatito” Corona debuto y jugo sus primeras
temporadas con Rayados de Monterrey. Cuando comenzó sobresalió, por tener las
mismas habilidades de las que hemos estado hablando: técnica, velocidad,
drible, regate y metió uno que otro gol.
El Twente holandés lo fichó y para la población mexicana
Corona pasó desapercibido durante algunos meses. De pronto nos llegó la noticia
de que el “Tecatito” estaba teniendo buenas actuaciones con las habilidades que
ya le conocíamos pero ahora resultaba que además metía goles (incluso algunos
de cabeza), ponía asistencias, salía como mejor jugador del partido y de pronto
se volvió el mejor jugador del equipo.
Que pasó ¿? Resulta que en Twente le enseñaron lo que no les
enseñamos aquí. A Corona se le enseño definición, desmarque, toma de decisiones
y disparo al arco, que sumado con las habilidades que ya poseía lo llevaron a
marcar más de 10 goles en una temporada y ser uno de los referentes del Twente.
Basado en todo esto, mi amigo y yo llegamos a la conclusión de
que al atacante mexicano le falta conocer el objetivo del futbol en toda la extensión de
la palabra. Tenemos que aprender hacer el drible en el momento adecuado y
tenemos que aprender hacer goles.
“Vale más un drible en el momento apropiado, que 10 dribles
en los momentos inapropiados” César Muñoz
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